He aquí el peligro más grande, al cual se enfrentan los ciudadanos del mundo entero, atribuirles a los jefes de estado la potestad de legislar, hacer y deshacer a su antojo y medida para el sostenimiento de éste en el poder, resulta la vileza más avara de cualquier individuo en el planeta.
El desarrollo de los dos siglos pasados ha demostrado hasta la saciedad de que no se puede construir un desarrollo eficaz de la ciudadanía en ningún estado socialista que se ajuste aunque sea en la menor medida al pensamiento comunista implementado en la desintegrada URSS, ya que estos sistemas políticos no sirven mas que para otorgarle poder únicamente al jefe de estado, jefes de estado que el ideal que persiguen son creaciones de instituciones militaristas hacia toda la población de sus países.
Aunque los estados social-megalomaniacos se hagan valer de discursos populistas, mancillados de las mejores intenciones del planeta, y de palabras cargadas de emotividad, para con la sociedad, no es cierto que estado alguno, pueda salir airoso en contra de la pobreza, sin el concurso del intercambio comercial con los países del mundo entero, a través de la inversión privada, así de esta manera le será imposible a la ciudadanía el desarrollo, y mantendrá a la ciudadanía dependientes del Estado.
Da tristeza ver como los poderes constituidos de los estados megalómanos se ajustan a los desideratos del jefe, el cual en los estados megalomaniacos se siente el único autorizado para decidir sobre el curso de las necesidades y deseos de la ciudadanía, esto sin olvidar lo excesivamente intolerantes que se portan estos estados ante las libertades del ciudadano, con el argumento de que lo que ellos quieren es salvar al ser humano del imperialismo.
Un nuevo mundo es posible, pero no con estrategias y tácticas militaristas orientadas y dirigidas a la población a una guerra asimétrica o simétrica con ningún país o pueblo alguno, para así expandir paradójicamente, su poderío socialista por todo el planeta. Sino con brindarle condiciones a la ciudadanía en Paz, Justicia y Liberta de decidir cual es el curso que desean para ellos, su país y su familia.
Solo una persona, con una formación netamente militar, pudiera pensar en la sesgada idea que un país se desarrolla a través de la guerra.
Es falso querer distinguirse de los estados social-comunistas, cuando en un país se aplican todas las políticas: Sociales, económicas y publicitarias, para control de la población, tales como las ya citada en capítulos anteriores, descritas en el Manifiesto Comunista, esto sin olvidar como el estado subordina a todos los sectores a segundo y tercer plano, tales como el sector bancario, financiero, televisivo, Radio, Prensa, obligándolos a todos a seguir las líneas de conducta impuestas por el jefe del estado.
Nacionalizando todas las empresas como parte de control de la economía, y lograr así según éstos en teoría el crecimiento económico, elevar la producción, reducir el paro, y disminuir la inflación, cosa ésta que en la práctica nunca funciona así.
Así como también la creación de una nueva moneda, reducción de la iniciativa privada a través de las trabas legales, creación de un partido político único y absorción de todos los sindicatos al mismo, concentración del poder público nacional en manos del ejecutivo, impedimentos en la comercialización de bienes y servicios en especial con economías desarrolladas, argumentando la invasión de estas economías en nuestros mercados, cuestión ésta que no deja de ser cierta debido al poco incentivo por parte del estado al sector especializado en la manufactura de estos.
La sumisión de la esfera económica, legal, por la esfera política nos lleva a un estancamiento social- económico en el país, que básicamente consiste en desconocer y suprimir la autonomía del acto económico en la supremacía del estado frente a toda libre iniciativa violando de esta manera todos los derechos naturales de la actividad humana.
Queda claro que en situaciones como estas es imposible el desarrollo libre del individuo en sociedad y sepamos que esta característica de los estados megalómanos no es exclusiva de los gobiernos de izquierda, sino que por contraposición ha sido implementada por la derecha de la misma manera, caso de la Alemania Nazi y todos los dictadores y regimenes totalitaristas por los que atraviesa el mundo.
El desarrollo de los dos siglos pasados ha demostrado hasta la saciedad de que no se puede construir un desarrollo eficaz de la ciudadanía en ningún estado socialista que se ajuste aunque sea en la menor medida al pensamiento comunista implementado en la desintegrada URSS, ya que estos sistemas políticos no sirven mas que para otorgarle poder únicamente al jefe de estado, jefes de estado que el ideal que persiguen son creaciones de instituciones militaristas hacia toda la población de sus países.
Aunque los estados social-megalomaniacos se hagan valer de discursos populistas, mancillados de las mejores intenciones del planeta, y de palabras cargadas de emotividad, para con la sociedad, no es cierto que estado alguno, pueda salir airoso en contra de la pobreza, sin el concurso del intercambio comercial con los países del mundo entero, a través de la inversión privada, así de esta manera le será imposible a la ciudadanía el desarrollo, y mantendrá a la ciudadanía dependientes del Estado.
Da tristeza ver como los poderes constituidos de los estados megalómanos se ajustan a los desideratos del jefe, el cual en los estados megalomaniacos se siente el único autorizado para decidir sobre el curso de las necesidades y deseos de la ciudadanía, esto sin olvidar lo excesivamente intolerantes que se portan estos estados ante las libertades del ciudadano, con el argumento de que lo que ellos quieren es salvar al ser humano del imperialismo.
Un nuevo mundo es posible, pero no con estrategias y tácticas militaristas orientadas y dirigidas a la población a una guerra asimétrica o simétrica con ningún país o pueblo alguno, para así expandir paradójicamente, su poderío socialista por todo el planeta. Sino con brindarle condiciones a la ciudadanía en Paz, Justicia y Liberta de decidir cual es el curso que desean para ellos, su país y su familia.
Solo una persona, con una formación netamente militar, pudiera pensar en la sesgada idea que un país se desarrolla a través de la guerra.
Es falso querer distinguirse de los estados social-comunistas, cuando en un país se aplican todas las políticas: Sociales, económicas y publicitarias, para control de la población, tales como las ya citada en capítulos anteriores, descritas en el Manifiesto Comunista, esto sin olvidar como el estado subordina a todos los sectores a segundo y tercer plano, tales como el sector bancario, financiero, televisivo, Radio, Prensa, obligándolos a todos a seguir las líneas de conducta impuestas por el jefe del estado.
Nacionalizando todas las empresas como parte de control de la economía, y lograr así según éstos en teoría el crecimiento económico, elevar la producción, reducir el paro, y disminuir la inflación, cosa ésta que en la práctica nunca funciona así.
Así como también la creación de una nueva moneda, reducción de la iniciativa privada a través de las trabas legales, creación de un partido político único y absorción de todos los sindicatos al mismo, concentración del poder público nacional en manos del ejecutivo, impedimentos en la comercialización de bienes y servicios en especial con economías desarrolladas, argumentando la invasión de estas economías en nuestros mercados, cuestión ésta que no deja de ser cierta debido al poco incentivo por parte del estado al sector especializado en la manufactura de estos.
La sumisión de la esfera económica, legal, por la esfera política nos lleva a un estancamiento social- económico en el país, que básicamente consiste en desconocer y suprimir la autonomía del acto económico en la supremacía del estado frente a toda libre iniciativa violando de esta manera todos los derechos naturales de la actividad humana.
Queda claro que en situaciones como estas es imposible el desarrollo libre del individuo en sociedad y sepamos que esta característica de los estados megalómanos no es exclusiva de los gobiernos de izquierda, sino que por contraposición ha sido implementada por la derecha de la misma manera, caso de la Alemania Nazi y todos los dictadores y regimenes totalitaristas por los que atraviesa el mundo.
LISBETH J. PRIETO G./ALBERT GEOVO
No hay comentarios.:
Publicar un comentario