DE CÓMO LAS IDEOLOGÍAS SE ENQUISTAN EN EL ALMA DE LOS PUEBLOS

En este mundo lo que realmente ocurre es que una minoría perversa tiraniza, con las peores artes, a una considerable mayoría de afligidos, de perseguidos, de ignorantes, que tienen hambre de Ideal y sed de Justicia distributiva: individuos que siguen lo más fielmente posible los tres definitivos preceptos del Derecho Romano, cimentadores de todo orden moral no mojigata, a saber: el honeste vivere (vivir honradamente), el alterum non leadere (no dañar a otro) y el suum cuique tribuere (dar a cada uno lo suyo). Semejantes justos, por su parte, tienen, más que el derecho, el deber de comunicarse algún día con los demás Hijos Resplandecientes de un Cosmos que, etimológicamente, no es sino Armonía; es decir, forma universal de la Justicia de las Esferas, que Pitágoras, como justa que era también, ¡oía!...

. ¡Triste psicología la de nuestros sabios científicos! ¡Nada es verdad hasta que ellos lo descubren!

La fe íntima y la autoconciencia trascendente, es la única herramienta que verdaderamente deben promover los gobiernos del mundo, para que así, de ésta manera puedan las personas decidir libremente el curso que les quieran dar a sus vidas, claro ésta, siempre y cuando se les aporte por medios educativos (inversión en educación) las orientaciones que deben seguir para alcanzar el grado de felicidad y libertad que todos merecen.

Para la vista no educada del pueblo cualquier sistema político resulta una confusión incomprensible de lineamientos y postulados ideológicos bien sea de derecha o de izquierda que a nada los conduce, sino al sometimiento de los poderosos, mientras que allí mismo descubre la vista ya educada del mismo pueblo el objeto que el artista (representante político) trató de representar bien sea para libertarlos o subyugarlos a determinada forma de ser y de pensar.

Sin embargo, a bien decir, sólo cuando nos hayamos sumergido en el Mar de la Conciencia Política, es cuando podremos decir que todo engaño cesó y es esto lo que verdaderamente nos hace libre y evolucionados en el progreso perenne de la república y su democracia.

Resulta interesante como los pueblos en tiempos pasados que echaron los cimientos de ésta, nuestra ingrata civilización y que, con ciencias ignoradas aun hoy día, crearon monumentos de piedra, legislaciones perfectas y un sistema social lleno de bellezas, muy por encima de los nuestros. ¡Pueblos salvajes, que jamás llegaron al abismo de la injusticia social de nuestro tiempo, y que tampoco tuvieron una vanidad tan absurda como la nuestra! Con sus sistemas políticos y religiosos lograron construir admirables civilizaciones que trascienden todos los tiempos.

¡Cuán caro no hemos pagado semejantes errores de criticar, satanizar ignorantemente a nuestros antecesores. Que vanidades de fe religiosa sin ciencia y de ciencia sin espíritu! El mundo entero, en nombre del positivismo, materialismo dialéctico e histórico que es por cierto, una kultur absurda, la cultura monstruosa de una sola de nuestras múltiples facultades, la política . Acaba de desangrarse en una guerra mayor y peor que todas las anteriores, dejando luego el sedimento asqueroso de un millar de problemas sociales, que pueden resumirse en uno que es, no ya el de filosofar cual antaño, como hombres, sino meramente el de reproducirse, comer, consumir, como lo hacen los irracionales; cuando de esto abusa! y que estamos ya en muchos puntos tocando y sobrepasando al mundo animal; es evidente para cuantos tiendan una mirada filosófica por el presente panorama de la post-guerra. Todos los ideales han ido cayendo. No se cree ya en nada, ni en religión, ni mucho menos en la pobre política pregonada por los egoístas del momento

Y para colmo de males esta cultura absurda nos ha traído como resultado menos solidez en los vínculos de las familias, de la amistad, de la común ideología, el respeto (amarnos los unos a los otros). Jamás ha sido tan materialista el mundo como hoy, y, sin embargo, tan mojigato, frívolo y cobardemente psiquista y supersticioso. Se cree en lo absurdo sólo; en lo increíble, y en una ráfaga de locura colectiva, hija de los apocalípticos terrores de la guerra y de las subsiguientes miserias, que recorre de lado a lado el planeta.

Aquí se ensayan revoluciones, allá militarismos y navalismos, acullá dictaduras, no habiendo casi dos países que coincidan en la más mínima orientación supernacional, con vistas, no al vivir egoísta nacional, sino al vivir humano propiamente dicho, una sola tierra una sola nación en un solo planeta.

Lo más terrible de las guerras, es que serán necesaria para que la Humanidad; el extremismo y el positivismo escéptico y sensualista camina derecho al mundo animal, porque la falta de ideales trascendentes y valga la redundancia, espirituales, subestimados y pisoteados por el endiosamiento de la materia inmersos en las ideologías social-comunistas, o capitalistas, promotoras y catalizadoras éstas de la fuerza bruta tienen que hacer al hombre el enemigo, el depredador del hombre en lugar de su hermano y cooperador. Es atroz la muerte sucesiva de todos los ideales filosóficos relacionados con la nativa divinidad del hombre, con su naturaleza superior y angélica, que se rige sólo por la ley moral y por ese Dios Interior de nuestra conciencia psicológica y libre, acarrea todo ésto de un modo inevitable el desprecio íntimo a la Ley natural y después a la Ley escrita (derecho positivo), que, mejor o peor, trata siempre de ser un reflejo de aquélla ley suprema, la ley de la consciencia íntima.

Semejante desprecio a la Ley engrandece el imperio de la fuerza bruta en toda clase de relaciones sociales, y así hemos visto calificar de "papeles mojados con tinta " los más augustos tratadas entre las naciones, subordinándolo toda al resultado ciego del choque brutal de las armas, para, después de él, tener que ir forzosamente a otros tratados no más respetados en el fuero internacional que todos las anteriores.
Ya la lucha integral de pueblo contra pueblo ha sucedido y otra más artera lucha de clases, en la que la llamada "clase media", depositaria de las mayores virtudes por no tener ni los angustias de la clase popular u obrera ni las sugestiones viciosas de las clases llamadas "altas" que abundan en riqueza, está a punto de desaparecer, vilipendiada, agobiada y escarnecida, por la monstruosa ideología del social-comunismo, amparándose dizque según sus representantes sabidos de política, en la igualdad, os pregunto ¿ Cual igualdad? Finalmente, a la política sin Dios ha sucedido, una política impía, que sólo usa el nombre del misericordioso para manipular a las masas populares, haciéndolos cada vez mas dependientes del estado y sus representantes; no en el sentido que a la piedad se le suele asignar por los mojigatas, sino la ciencia política del “¡sed crueles!”; la política que no se preocupa orgullosamente por la finalidad misma de toda ciencia política que es la virtud y el bien de los seres humanos, proveyéndolos de las herramientas de la independencia del sistema mental, social, político, que a estas alturas se encuentra en decadencia.

De diferente manera se procedió en la antigüedad en la administración del tesoro público; aunque muchos historiadores y doctos en la materia se encarguen de desmentir estas afirmaciones.

No en vano se ha dicho por la escuela pitagórica que el verbo geometriza, y que para entrar en el Misterio del Templo de la Política, es preciso conocer la Geometría, no la Geometría actual, sino la Geometría del Símbolo, Metageometría o Metafísica.

Es por eso que en la actualidad se repiten tantos postulados ideológicos que a lo único que nos conducen es hacernos presa fácil de los charlatanes que tenemos como políticos en la alfombrilla de los estados del planeta.

Es necesario retomar la conciencia como única arma que nos conduzca a la libertad de ser libres e independientes de toda ideología impura que nos limite el conocimiento de lo universal e imperecedero que es Dios en cada unos de nosotros.

ALBERT E. GEOVO L

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