Ciudad en la que en alguna época reinaba el silencio de la esclavitud y la pompa de la burguesía española con sus títulos nobles afiliados al desaparecido imperio español, que si bien hizo mucho daño a la América prehispánica, fue ella la que acento gran parte de las instituciones que hasta ahora mantenemos en el imaginario colectivo de los países de Sur América.
Estas murallas representan el sufrimiento de los esclavos, escuche en mi visita a esa ciudad a una Dama decir: “estas murallas yo las destruiría y construiría en ellas nuevas y modernas edificaciones, lo peor es que hacerlo es lanzarse de enemigos a los pobladores entre su mayoría los afro descendientes, - ya que se sienten muy apegados a ese recuerdo que tanto daño en un pasado les causo- no entiendo cómo pueden divertirse entre estas murallas que trasmiten tanto dolor”, asombra ver como las murallas toman formas simétricas cuando la construcción costó sangre, sudor y lagrimas humanas. Me pregunto ¿Que causa llevaría a los de color a padecer el infierno de la esclavitud? Y me responden “Indudablemente la fornicación, la vanidad y el orgullo de sus imperios los rebajo a tales niveles”.
La observación nos muestra que en cada rostro de un negro veo un esclavo, y en la de un blanco un esclavista y tanto esclavos como esclavistas son unos miserables ambos.
Fuera de todo esto es innegable la belleza de las callejuelas, donde se pueden apreciar diferentes modelos de casas coloniales, no es casualidad que haya sido decretada Cartagena de Indias patrimonio histórico de la humanidad, bella tantos sus playas como su ciudad, visitada por turistas de todo el mundo hoy se enfrenta a quedarse estática en los siglos pasados o avanzar a una de las ciudades más modernas de Latinoamérica.
El tiempo y el grado de comprensión de sus moradores determinara eso, lo cierto es que ya es un lugar idóneo para pasar las mejores vacaciones que una persona se pueda regalar a sí misma.
Cartagena permite la reflexión, el encuentro consigo mismo, su mar, sus playas su gente te hacen sentirte en esos lugares del mundo, donde te sientes en casa, bien vale la pena conocerla, descubrirla como alguna vez la descubrieron los colonizadores con sus galeones del siglo XVII.
Tiene la particularidad su acorazada ciudad de mostrar a sus visitantes el cómo los imperios de los siglos XVI y XVII resguardaban sus ciudades, sus riquezas, muestran como la razón humana creaba los fortines más estratégicos, a veces de manera soberbia, el cuidarse de las invasiones de otras naciones o fuerzas beligerantes en sus territorios conquistados, que indudablemente representa un grado de inteligencia humana respetable.